Elefante
Elefante de Valeria E. Loera recibió una mención honorífica en el Premio Nacional de Dramaturgia Joven Gerardo Mancebo del Castillo 2018 por su desafiante mezcla de texto e imágenes y aparece en Teatro de la Gruta XVIII.
Un elefante no es una carga para un anciano
y para un joven tampoco
Poesía Yoruba
Prólogo
Olvida tu apellido, el lugar donde naciste y pasaste tu niñez, lo que desayunaste hoy, tu número de teléfono, darle de comer al perro, cómo se llama el perro. Olvídate del perro; del dinero guardado entre los libros; dónde dejaste la cartera, tus anteojos y el auto. Olvida tu primer beso y tu último helado; lavarte los dientes; las clases de inglés, de francés, de alemán, de español. Olvida tu aniversario, y dónde dejaste las llaves y las puertas, la letra de la canción, cómo ir al baño, dónde están tu casa y tu cuarto y tu cama, y dónde estás, y dónde estuviste, y regar las plantas, quiénes son las personas de la foto, cómo se llama el autor del libro que leíste, qué leíste, y la última vez que lloraste, cómo anudar las corbatas y las agujetas de los zapatos, dónde dejaste los zapatos. Olvida que las cosas siempre pueden ser peores y que hay gente mala y gente buena y gente que olvida las historias familiares transmitidas de generación en generación. Olvida levantarte con el pie derecho, y levantarte y pedir ayuda, y ser agradecido, y ser bueno.
Pero nunca te olvides de mí.
¿Qué día es hoy?
Habitación de Emil. Periódicos y papeles con notas tapizan el cuarto. Emil permanece recostado sobre la cama y abraza —o, mejor dicho, aferra— su libreta verde. Un rayo de sol crepuscular penetra por la ventana y se proyecta directamente sobre su pálido rostro, aguzando el inquietante brillo de su mirada. El resto es penumbra. Oliver entra, lleva consigo un tazón con ave- na y el periódico del día; se ve sumamente cansado.
Emil:
E…
Elle…
Ele…
Fan…
Te…
Te…
Te dije.
Ya está cerca.
Oliver: ¿Quién?
Emil: ¿No oyes? (silencio). ¿Oyes? Oye…, ya viene.
Oliver: Es hora de levantarse.
Oliver abre las cortinas de par en par; una luz blanquecina abrasa la habitación.
Emil: No, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no.
Oliver sienta a Emil al borde de la cama.
Oliver: Te traje avena. Está rica.
Emil: Me dijeron que no confíe en ti.
Oliver: No les creas. Tú sabes quién soy: hace poco dijiste que sabías que eras mi padre.
Emil: ¿Soy tu papá?, ¿en verdad?… Bueno, te creo…
Oliver: Bueno, papá, es hora de desayunar.
Emil: no, no, no, no, no, no, no, no.
Oliver (acercando el plato con avena): Come. Es avena, te gusta la avena.
Emil abre la boca; recibe el alimento pero es incapaz de tragarlo. Oliver le inclina la cabeza hacia atrás para que la avena resbale por su garganta.
Oliver: No, no escupas, traga, así… está rica, ¿verdad? Eso. ¿Quieres hacerlo tú? Dame tu libreta para que puedas…
Emil: no, no, no, no, no, no, no…
La avena cae al suelo. Desastre.
Emil: Déjame.
Oliver sale. Emil abre la libreta y lee:
Emil(cierra la libreta): ¿Qué día es hoy?
Silencio.
Emil: ¿Qué día es hoy?
Oliver (regresa con un trapo y limpia la avena): ¿Qué?
Emil: Dije: “¿Qué-día-es-hoy?”
Oliver: Miércoles.
Emil: Tráeme el periódico. No, éste no.
Oliver: Es el de hoy.
Emil: Éste no.
Oliver: Ten. ¿Qué buscas?
Silencio.
Oliver:¿Qué buscas?
Emil: La fecha, quiero ver la fecha, siempre me das fechas equivocadas. Quieres confundirme pero el periódico no miente; el periódico y los niños nunca mienten.
Oliver: Los borrachos. “Los borrachos y los niños”, no “el periódico y los niños”.
Emil: ¿Niños? Necesitamos un niño: trae un niño. Anda, tráelo.
Oliver: Aquí no hay niños, sólo periódicos; ningún borracho.
Silencio. Emil abre la libreta y escribe:
Oliver: ¿Qué tanto escribes, eh? ¿Eh?
Silencio.
Emil (murmura): Pa lín dro mo.
Pa… Pa… Pa… Pa… Pa-pá…
papá.
Oliver: No soy tu papá.
Silencio. Oliver sale.
Emil (abre la libreta y dibuja):
Uno…
Dos…
Tres…
Elle…
Ele… Elefantes…
Se columpiaban…
(cierra la libreta. El bolígrafo cae lejos de él). Hey. Heey. (abre la libreta, busca y lee:
Cierra la libreta). ¡oliver!:
Oliver entra; trae consigo un plato con galletas.
Oliver: ¿Qué? ¿Qué? ¡¿qué?!
Emil: Se me olvidó.
Silencio.
Emil: Se me olvidó.
Oliver: Te escuché. ¿Olvidaste mi nombre?
Emil abre la libr…
Oliver: no. ¿Cómo me llamo?
Emil: Yo creo… ¿Emil?
Oliver: Tú eres Emil.
Silencio.
Emil: ¿Yo te conozco?
Oliver: Desde que nací.
Desconcierto. Mirada perdida.
Oliver deja el plato con galletas, recoge el bolígrafo y se lo entrega a Emil. Sale.
Emil abre la libreta, escribe algo en ella y la cierra.
Emil: Uno… dos… tres… se columpiaban… (se acomoda en posición fetal y duerme).