Tierra Adentro

Ilustración de Maricarmen Zapatero

Todo va a mejorar

Sé que has estado triste, quizá incluso lo estés ahorita.

¿Lo estás?

 

Ven, deja te doy un abrazo.

Cuando estoy bajoneado me gusta hacer muchas cosas: escribir, escuchar música o jugar videojuegos.

 

¿Alguna vez te ha pasado que estando chale escuchas música más chale y curiosamente te sientes bien? Esto se llama catarsis.

 

Según Aristóteles, la catarsis es la facultad de la tragedia de redimir al espectador.

 

Te preguntarás: ¿qué tiene que ver Aristóteles con los videojuegos?

 

Pues wacha, ah, no, aguanta, te preparé una playlist, por si quieres escucharla mientras estás aquí:

 

Ahora sí, ¿a qué íbamos?

 

Nirvana: el constante renacimiento

Un elemento muy extendido en los videojuegos es la muerte; tu personaje (tú) vale(s) quiote una y otra vez hasta que le agarras la onda a los controles y mecánicas.

Recuerdo pasarme horas intentando matar a los jefes de Dark Souls; en este juego, en un momento estás bien Agustín de Iturbide, pasando por un puente, hay una vista bien chida, ay, qué bonito páj…¡Zaz!, una madresota  te cae encima, mientras la pantalla se oscurece y aparecen en rojo las letras “You Died”, alcanzas a ver que lo que te aplastó es un Demonio de Tauro, uno de los primeros jefes (que después se volverá un enemigo común), resucitas en la hoguera, vuelves otra vez al puente, esquivas al Demonio, le das dos que tres madrazos, ahora sí, te la va a… ¡ay, no!, de un ataque especial con su martillo ya te bajó toda la vida.

Esto no solo pasa con los jefes, el entorno es un escenario vivo en el que tienes que aprender a sobrevivir, en un descuido hasta el minion más débil puede darte en la torre; no llevo la cuenta de cuántas veces vi esa pantalla de derrota: “You Died”, “You Died”, “You Died”, “You Died”, “You Died”, “You Died”, “You Died”, “You Died”, y, aún así, ahí estaba, chingándole hora tras hora frente al Nintendo, como le dice mi abuelita; porque cada vez que lo intentaba otra vez, tenía más herramientas, para, en algún momento, rifármela.

La satisfacción de vencer es lo que hace a Dark Souls tan gratificante, no importa cuántas veces mueras, el fruto de tu esfuerzo está esperándote al final del camino; esa espada mágica que tanto querías, oro, pociones, armadura, o hasta el simple gusto de disfrutar un atardecer virtual desde el puente donde le partiste su máuser a ese hijo de su ay qué horror.

Según el budismo, los seres vivos pasamos por un ciclo de renacimientos y sufrimiento (Duhkha), este dolor es necesario para aprender y seguir avanzando a través de la existencia.

Para esta doctrina, la liberación del Duhkha llega con el Nirvana, el cual, además de ser un grupo noventero de grunge, es un estado de liberación e iluminación alcanzada mediante la meditación y el autoconocimiento; casi como cuando terminamos un videojuego.

 

Deja que duela

Está bien estar triste, desesperadx, enojadx, etc.

Los sentimientos no son malos, es normal sentir, ¿de qué otra manera podríamos disfrutar los buenos momentos si no hay un contraste? Lo peligroso es quedarse hundidx en el sufrimiento, y para evitar esto, tienes que conocer tu dolor, no lo evites, hazle cara, dile qué onda, cómo ha estado, siéntelo, es tuyo, eres tú.

 

En los videojuegos la frustración es normal, hay cientos de videos de gente gritándole a la pantalla, como video del niño alemán enojado que voy a poner aquí porque me dio mucha risa asjajkajs.

 

Sin embargo, si no perdemos partidas, si no sufrimos con el juego, no aprenderíamos  del mundo en el que se desarrolla, y de nosotros como jugadores/personajes. Y la victoria final no sería tan gratificante como suele serlo

 

No estás solx

Y, si el dolor/juego es demasiado fuerte/difícil para ti, siempre existirán aquellos que te ofrezcan una mano.

Me mama World of Warcraft, un MMORPG en el que interactúas con otros jugadores para hacer misiones, mazmorras, comerciar, etc.

En una etapa muy chale de mi mente, me gustaba conectarme casi todo el día a WoW. Un día, a punto de entrar a una mazmorra, me puse a platicar con uno de los miembros del grupo: Xdraven (saludos, donde quiera que esté el compita, buena onda el wey), quien había pasado por algo similar a lo que yo sentía. Después de un largo coto salí de la mazmorra con nuevos ánimos y consejos para lidiar con el duhkha, aka ese pinche embrollo mental que a veces no deja en paz.

Si alguna vez te sientes solx con tu dolor, consume arte, lee, escucha música, juega videojuegos; haz catarsis, y, si en tu viaje de vida te pasas por Azeroth, Hyrule, Minecraft o cualquier otro mundo en código binario, recuerda que puedes encontrar amigos con quiénes luchar en las aventuras que se vienen.

(Ah, y si lo necesitas, no olvides ir a terapia).


Autores
Escribidor y poetoide. Autor de 6 libros en México y Argentina. Dos tres premios por ahí, el último de ellos, el Premio de Literatura de León 2021 en la categoría de poesía, con su poemario La llaga. Le dan miedo las avispas, mucho miedo, son del diablo.
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