Tierra Adentro

Portada de "Covid-19: narrativa mexicana desde sobre y contra la pandemia" realizada por Irving Cabello Sierra.

Estamos seguros de vivir hiperconectados, pero no lo creemos del todo. Y aunque nos gusta que el mundo glocal esté activo, para nuestra parcela elegimos el cosmopolitismo de mediación: queremos asustarnos con los extremismos distintos a los nuestros, que toda gastronomía se mexicanice y que las tragedias y las glorias de ultramar se mantengan lejos de nosotros y no se inmiscuyan más allá de la plática de sobremesa.

La pandemia provocada por el COVID-19 se parece a la dinámica existencial previa, solo está desbocada. Es un pasmo en constante aceleración. ¿Dónde estabas cuando el atentado de las Torres Gemelas? ¿Dónde te agarró el temblor? Nunca antes la pregunta de nuestra ubicación geográfica exacta produjo tantas estadísticas.

Sin duda hay historias a rescatar en el big data de nuestras vidas, pero nuestra fascinación es la subjetividad. En nuestras excursiones calle adentro y en las actualizaciones de nuestras redes sociales nos volcamos al aspecto dickensiano de esta experiencia límite: 2020 fue el peor de los años, el mejor de los años, la era del dolor y la era de la solidaridad, un ejemplo de organización social y de convulsión política, el tiempo de la marcha frenética del personal de Salud y de la calma de quienes se quedaron en casa. Un año del que solo se puede hablar en superlativo.

Para la Redacción de Tierra Adentro, el inicio de la Jornada Nacional de Sana Distancia (23 de marzo del 2020) supuso el aprendizaje de trabajar en equipo sin compartir un espacio físico. Nuestro temor era que los debates que incidían y formaban nuestras decisiones editoriales se diluyeran, editar por inercia. Afortunadamente no fue el caso: vía Slack, WhatsApp y Zoom (app definitoria de la pandemia) conseguimos mantener el ritmo de nuestras discusiones, y pronto nos propusimos hacer una cobertura amplia, diversa y prolongada de los efectos del COVID-19.

De las decenas de ensayos, crónicas y cómics que publicamos en la revista electrónica de Tierra Adentro, hemos elegido quince para dar cuenta de lo ocurrido en nuestro rincón del ciberespacio. La organización es cronológica y revela el avance mismo de la pandemia. Es por ello que los dos primeros textos del libro son crónicas escritas desde Europa.

La primera, “Madrid-Wuhan”, es de Alejandro Espinosa Fuentes, ganador de dos Premios Nacionales de Literatura Joven Tierra Adentro: el Premio Nacional de Novela Joven José Revueltas 2015 por Nuestro mismo idioma y el Premio Nacional de Cuento Breve Julio Torri 2019 por Sonámbulos. La inteligencia y la devoción formal que caracteriza a la narrativa de ficción de Espinosa Fuentes, reaparece en una crónica en la que se conjugan las marchas feministas, el inicio del encierro y las lecturas de la temporada.

En “El infierno (no) son los otros. Breve e incompleta crónica desde Berlín en días del coronavirus”, Grizel Delgado da cuenta de la vida de los habitantes de Berlín. Durante el encierro parcial en Alemania, Delgado puso la mirada en distintas dimensiones de su nueva normalidad: los cambios en el trabajo, la vida en edificio, las expediciones al supermercado y los memes alemanes.

“La fiebre de las fronteras” de Diego Durán es el primer texto del libro en el que se aborda la experiencia mexicana de la pandemia. Heredero de la obsesión estilística del Nuevo Periodismo, Durán construyó una crónica impecable que recurre a la segunda persona para narrar la rutina de una enfermera en línea de combate al virus, y a la tercera para hacer un primer diagnóstico sobre la capacidad hospitalaria en México.

Danush Montaño Beckmann, ganador del Premio Nacional de Cuento Breve Julio Torri 2020 por La Biblia encarnada, es autor de “Power points y pandemias”, una de las miradas más amables y absurdas de la vida entre cuatro paredes. Para quienes pudimos pasar mucho tiempo encerrados, la crónica es peligrosamente parecida a la cotidianidad. Tiburones, rap gastronómico, ABBA y cabello mojado, no hay tema que no pueda exponerse y socializarse desde Zoom.

En el mundo de la sabiduría por acumulación de conocimiento, Nicolás Ruiz es el Übermensch. Más que en autor, es la respuesta a la pregunta de cómo habría escrito Kim Peek. En “Desde mi balcón”, uno de sus textos más íntimos, Ruiz deambula alrededor de la ventana mientras hace contrapunto con las primeras reflexiones sobre el COVID-19 del filósofo italiano Franco “Bifo” Berardi.

“Voces y testimonios en medio de la pandemia” de Irad León es, junto con el texto de Diego Durán, una de las aproximaciones más periodísticas del libro. Con un oído privilegiado, León deja que sus entrevistados hablen sin detenerse hasta delinear sus propios perfiles. Carlos, trabajador en el Tianguis del Chopo, tiene las dimensiones de los personajes legendarios.

Aldo Rosales Velázquez, ganador del Premio Nacional de Crónica Joven Ricardo Garibay 2018 por Linde faz, y también autor en nuestro catálogo del libro de cuentos Entre cuatro esquinas (2013), participa con uno de sus mejores textos: “Cinco instantáneas”. En su crónica, Rosales Velázquez parece atender a la perfección la teoría del iceberg de Hemingway, tanto que los efectos de la pandemia apenas si se asoman cifradísimos en lo que parecería una estampa cotidiana del centro de la Ciudad de México.

Christina Soto van der Plas, ganadora del Premio Nacional de Crónica Joven Ricardo Garibay 2019 por Curaçao. Costa de Cemento, pueblo de prisión, es la única autora con dos colaboraciones en el libro. En la primera, “El oportunismo del pensamiento crítico: sobre Sopa de Wuhan”, analiza el revuelo surgido por la publicación de Sopa de Wuhan (ASPO, 2020), el libro electrónico que reunió las primeras opiniones de filósofos y pensadores sobre el COVID-19. Contra el glamour de la filosofía prêt-à-porter, Soto van der Plas nos recuerda que la filosofía requiere lo que menos hemos tenido este año: tiempo.

En 2019 publicamos Desagüe, la primera novela de Diego Rodríguez Landeros. Se trata de una obra estructuralmente compleja que desborda erudición histórica y acuática. Fiel a su deriva experimental, en “Me inocularon el virus en Tepito y se activó un año después en el picadero de Jamaica o cómo pude evitar el contagio practicando la permacultura” Rodríguez Landeros contrapone planos y géneros. Lo que empieza como una crónica con una deriva ensayística culmina en ¿un cuento? ¿Una alucinación? ¿Una descripción demasiado naturalista del México mágico?

En “El virus inexistente en el no-lugar” de Gerardo Lima, ganador del Premio Nacional de Cuento Breve Julio Torri 2018 por Cosmos nocturno. Conocido principalmente por sus ficciones fantásticas, de un tiempo a esta parte Lima se ha destacado como cronista y ensayista. En su crónica sobre la pandemia, hace un retrato de época sobre un territorio que, a fuerza de chistes, los mexicanos hemos querido desaparecer: Tlaxcala, el condado de Yoknapatawpha del imaginario nacional.

En “Los días y las horas adentro”, la poeta Zel Cabrera, autora de Perras (2019), hace una crónica a cuarto cerrado. Sus miradas por la ventana convierten a su crónica, al interior del libro, en una especie de eco de la de Nicolás Ruiz. Sin embargo, en el panorama del arte mundial de la pandemia, a lo que más se parece la crónica de Cabrera es al cortometraje elegante y límpido de Ladj Ly en la antología Hecho en casa (2020) de Netflix.

La crónica de Alberto Méndez, “El virus de la incertidumbre”, es la más vital, a pesar de narrar un caso posible de contagio. Méndez presta atención a sustrayectos en el transporte público y a la suma de malestares y síntomas que experimenta, mientras intenta rastrear el origen de su posible contacto con el virus. Sin embargo, lo que subyace es un canto a la amistad, a la risa y la camaradería, el mejor remedio incluso cuando pende del teléfono y Whatsapp.

Daniela L. Guzmán, autora de una obra rabiosamente humorística y de una originalidad extrema, reflexiona sobre la literatura distópica a la luz de la epidemia. En “La literatura distópica me hace sentir bien”, Guzmán argumenta por qué la ciencia ficción es la literatura ideal para reflexionar sobre nuestro presente, y demuestra que lo mismo sucede con la crítica literaria del género.

Volvemos a Christina Soto van der Plas con la crónica “Ocupación: viajera del presente”. Soto van der Plas se interna en un oficio eminente de la pandemia: la mensajería vía apps. Con el carisma y el humor de una Nellie Bly contemporánea, recorre California mientras disecciona las dimensiones sociales y económicas del comercio durante el encierro.

El libro termina con el cómic “La nueva normalidad” de David Espinosa “El Dee”, ganador del Premio Nacional de Novela Gráfica Joven 2018 por Nido de serpientes. Con su estilo irónico y algo de desesperanza, El Dee narra las diferencias de la rutina del encierro y los tristes parecidos entre la vieja y la nueva normalidad.

Más que configurar una mirada única, esta reunión de artistas diversos confirma la vitalidad y la fuerza de la creación joven en México. Quizás la falta de certeza sea una de las líneas temáticas que recorren el libro (no en vano la palabra incertidumbre aparece en quince ocasiones), sin que eso suponga miedo. De lo que todos podemos estar seguros, es de vivir en tiempos interesantes.

 

REDACCIÓN DE TIERRA ADENTRO

Ciudad de México enero del 2021

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