El castillo, al cual mi criado se había aventurado a entrar por la fuerza, para no permitir que yo, que me encontraba gravemente herido, pasara la noche al aire libre, era uno de esos edificios que combinan melancolía con grandeza y que por mucho tiempo se han mantenido erguidos en los Apeninos, no menos reales que en la imaginación de la señora Radcliffe.
En el marco del Día Internacional de la Lengua Materna, y con el fin de difundir, visibilizar y promover la poesía escrita en las lenguas de México, me permito y tengo el honor de presentar las obras poéticas de 21 escritores en lenguas indígenas de nuestro país.