En días recientes se ha avivado en foros públicos la discusión sobre la relación entre el género de las personas y el género de las palabras con las que nos referimos a ellas.
Llegó marzo y las jacarandas se llenan de flores, inicia el bullicio de las movilizaciones por el 8M, sentimos gusto, enojo y tristeza, por la visibilización extra que se le da a nuestras miradas y reclamos.