Parece imposible, las señales siempre están presentes, tan minúsculas para contemplarse y, sin embargo, dan cuenta de la forma en la que terminaremos este camino.
¿Cómo podemos hablar del suicidio de Virginia Woolf? ¿Cómo hablar de esa Virginia que “se nos escapa de entre los dedos como un pez hábil y escurridizo”? La escritura de las mujeres ha tenido que atravesar una cuerda floja.